Dios te ama, sin importar a qué religión pertenezcas, ni a qué te dedicas, ni qué intereses tengas. Dios te ama, aunque hayas cometido muchos errores en tu vida. Dios te ama, aunque no ames a nadie o sólo a unos cuantos, o no te ames a ti mismo. Dios te ama, sin importar tus creencias o preferencias sexuales. Dios nos ama a todos por igual y quiere terminar con nuestro sufrimiento.
Tal vez no veas esperanza alguna cuando ves un mundo enloquecido por el miedo, la ira y la soledad. Tal vez no veas ni un atisbo de luz que pueda acabar con tanto llanto. Tal vez no veas razón para pensar que es posible la paz en un mundo de tanta violencia. Tal vez pienses que el amor verdadero no encontrará lugar aquí en la Tierra.
Todo lo que contemplas te habla de oscuridad... y tratas de escapar de ella pensando en otra cosa o haciendo algo que te distraiga, lo que no está mal. Pero la única forma real de escapar de la oscuridad, de esa nube densa que rodea el mundo y oculta el amor que hay en ti, es permitiendo que Dios toque tu corazón y te sane.
Háblale y pídele que te consuele. Cierra los ojos y mira en lo más profundo de tu interior, más allá de todo lo que crees acerca de Él. Deja que te hable acerca del inmenso amor que Él tiene por ti. No tienes por qué tener miedo de Él. Dios nunca te ha condenado, pero tú haz hecho todo lo posible para condenarte a ti mismo y a tus hermanos.
Hay una hermosa luz en tu interior; esa luz eres tú, pero lo has olvidado; y has olvidado también el Amor que Dios siente por ti. Sin embargo, Él nunca se ha olvidado de ti y espera con paciencia infinita que te acerques a Él.
Tal vez no creas en Dios, pero Él sí cree en ti.
Tal vez lo has negado, pero Él nunca te ha negado.
Dios no niega a ninguno de Sus hijos.
Dio te ama, sin importar lo que pienses acerca de ti. Él te valora, aunque tú no te valores.
¡Cómo quisiera tener una varita mágica y hacer entender a la humanidad que es necesario un cambio interno profundo! Sin el Amor de Dios en nuestros corazones estamos perdidos; sin el perdón estamos destinados a seguir con los ojos vendados y no poder ver la belleza que se encuentra en todos nosotros. Somos Su Hijo. Su amado tesoro.
Comparte este escrito, por favor. Dios no es para unos cuantos; es para todos.
Atte. Mario Prud´Homme. Autor del libro "El Cielo es para todos". Derechos reservados
Busca el libro digital El Cielo es para todos en las siguientes plataformas:
Comentários